-La otra noche mientras escuchaba "El Larguero" (CadenaSer), conocí las vivencias de un hombre, no es un deportista de élite, ni tiene esponsors y ni tan siquiera es famoso. Era sólo un hombre.
Jorge Juan Sánchez es una de las pocas personas en España (y puede que en el mundo) que haya estado en los 193 países que están adscritos actualmente a la ONU.
Su único acompañante en sus viajes era la curiosidad y su mochila, nada de grandes lujos, tan sólo carretera y manta y a dormir donde se terciase, ya fuese una playa, un puente o un hotel de mala muerte, pero eso sí, con la pasta justa para ir y volver.
Viajar como mochilero alrededor del mundo es todo un desafío hacia uno mismo, pero no es un camino de rosas ya que muchos países se encuentran en pleno conflicto armado y conseguir un visado para entrar o un salvoconducto para salir puede ser toda una odisea como lo fue para Jorge exponerse a una condena de cárcel de 5 años en Afganistán (¡Afganistán! ¿quién coño va a Afganistán?), ser expulsado de Colombia por no tener el pasaporte sellado o ser deportado de Kazajstán.
-193 países, se dice pronto, pero además ha pisado las islas más remotas del mundo incluido algunas que poca gente conoce y que como es normal, están muy alejadas de las rutas turísticas.
Una de estas islas en la que nuestro protagonista ha estado es El archipiélago de Tristán da Cunha, se encuentra en el Atlántico Sur y tiene el privilegio de ser "el pedazo de tierra más aislado del mundo" ya que el pedazo de tierra habitada más cercano está a 2161 km al Norte (Isla de Santa Helena).
El archipiélago de Tristán da Cunha es una colonia perteneciente al Reino Unido cuya población es de unas 80 familias (300 personas más o menos, digo yo), su capital es Edimburgo de Los Siete Mares, el clima es subtropical y tiene un volcán de 2600 metros (Queen Mary) y como dato más destacable decir que se hincan 300 botellas de wishky (según la wiki) a la semana (una burrada) y la única manera de llegar ahí (como es de suponer) es por vía marítima en un barco que zarpa de Ciudad Del Cabo (Suráfrica), y que tan sólo llega un par de veces al año como mucho con correo, alimentos y otras mercancías.
Estará aislada, pero Tristán da Cunha es todo un lugar para perderse durante una temporada.
-Al que le vaya la aventura y el riesgo aquí tiene una buena forma de matar el tiempo y descubrir lugares donde muy pocos hombres blancos han puesto sus infieles pezuñas, parajes remotos de la India, monasterios budistas de Japón (donde nuestro protagonista pasó una larga temporada), atolones en el Océano Índico... todo un mundo por descubrir.
27 agosto 2007
Más allá de la última frontera
Lo dijo Fry en 22:12
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